Un Halloween "especial". Parte 2

   ¡Holo, gentecilla!

   Sé que ha pasado tiempo desde que dejé de atender este blog, pero tengo excusa: la selectividad. Me dieron las notas de la EOI de inglés y me alegra saber en los dos casos he aprobado con buena nota :D A partir de ahí mi vida no ha cambiado mucho: fiesta, paseos, Aquopolis, PortAventura, tomar helados, escribir, leer, enterarme de que falleció Cory Monteith... Ah, y me enamoré de un chico que hacía la selectividad en la misma clase que yo :3 Era alto, rubio y con ojos azules kajskjaksja Ya, concentración.

   El caso es que voy a seguir con la historieta de cómo me torcí el tobillo en mi lugar favorito en el mundo:

  Antes de todo, quiero añadir que no voy a poner el nombre de según qué personas. Espero que no os importe :)

   28 de Octubre de 2012 me torcí el tobillo bajando las escaleras del Gran Teatro Imperial, China, PortAventura. Faltaban tres días para Halloween y el médico me dio como mínimo una semana de reposo y con muletas. Yo, Suri Helyer, ¿iba a dejar pasar la noche de Halloween en PortAventura por "una simple torcedura" en el tobillo? Oh, no, no. Los libra somos muy persistentes y, si queremos algo, luchamos y no nos detenemos hasta que lo tenemos.

   Mis padres me obligaban a quedarme en casa. Ni siquiera fui al instituto andando/bus o a la EOI, sino que hice reposo, tanto dentro como fuera del instituto. Qué rollo... Finalmente, no sé cómo, logré "convencer" a mi madre de que me dejase salir el miércoles 31 por la noche. Me aseguró de que me cansaría enseguida y de que tendría que llamar a mi padre para que me pasase a buscar, entonces me picó y me prometí a mí misma que, aunque me doliese mucho el pie, no volvería a casa hasta que no saliese la Halloween Parade (sobre la 1:30 am). Y así fue, aún yo llevando muletas.

   Esa tarde quedé con Ivy y Danny y nos disfrazamos :3 Ivy iba maquillada de vampiresa, a Danny parecía que le habían pegado un puñetazo en la mandíbula (con costra y todo) y yo me vestí de Jack Skellington *-* A las 7 llegamos al PortAventura y fuimos a los espectáculos porque yo no podía montarme en según qué cosas debido a las cargantes muletas (nos costó más de media hora atravesar Mediterrania, Barrio Sésamo y China). El caso es que, cuando salimos del penúltimo Mystery: Resurrección Danny, Ivy y yo nos dirigimos a la Cantina para cenar y ver el espectáculo. En el camino me sentía observada y noté como que alguien tiraba de mi mochila levemente. Me giré para ver quién era el/la graciosillo/a que me molestaba y, entonces, me llevé un susto del copón: el bailarín que el anterior día me había preguntado qué por qué cojeaba me sonrió y nos saludó a las tres, cosa que no había hecho antes (ni él ni ningún/a bailarín/a). Mis amigas y yo, en cuanto le reconocimos, nos quedamos patidifusas y estupefactas. Entonces, él me preguntó que qué me había pasado y si me encontraba bien. Yo le respondí muy tímidamente porque no me salía nada en el momento de la impresión. No podía creerme que nos estuviera hablando tan tranquilamente y super amable...
   Seguidamente, nos preguntó que qué íbamos a hacer y nos dijo que él iba a ver el «show» de la Cantina para ver a sus amigos bailar. Nos invitó a entrar con él y estar juntos. Ivy fue la que más de las tres habló con él, pero estaba tan impresionada como Danny y yo. Así supimos que él estaba cansado, aunque aún le faltaba tiempo para poder ir a descansar. Lo gracioso fue que se extrañó cuando le avisamos de que íbamos a comprar patatas, ya que estaba seguro de que traíamos toda la comida de casa aún estando prohibido JAJAJAJAJAJA
   Una vez dentro, el bailarín nos llamó y pidió que una de nosotras estuviese con él. Danny me dijo que fuese yo (supongo que por lo de las muletas y eso), pero no podía: necesitaba un tiempo para asumir lo que estaba pasando; se me había cerrado el estómago y las mejillas me ardían. Así que fue Ivy. Cuando volvimos con Ivy y el bailarín, las tres actuamos apocopadas, a pesar de que hablamos con él un poquito y no durante el espectáculo, porque él estaba ensimismado viendo a los bailarines mexicanos. Finalmente, él se despidió de nosotras y se fue.
   Qué mal. Ivy estaba tan indignada, al igual que yo, por no haber actuado como lo hacemos normalmente (ser unas payasas, en resumen) que otro día, haciéndonos la foto en la parada, le dijo al bailarín que habíamos estado unas sosas y que si él quería podíamos quedar otro día y así le demostraríamos que se puede reír con nosotras. Aceptó, pero... bueno, eso pertenece a otra historia :)

   Espero que el Karma o la Ley de Murphy no os ataque como hizo conmigo, aunque al fin y al cabo no acabó tan mal, eh JEJEJEJEJE

   A día de hoy, 19 de julio de 2013, aún sigo sin creerme lo que nos pasó aquella noche de Halloween.
 
   ¡Ariós! <4
 


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